jueves, 1 de marzo de 2007

Los reyes del COJUDEO

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Cartas y más
Debate sobre la Costa Verde
Augusto Ortiz de Zevallos
Lima


Leí, en esta sección, dos objeciones a mi artículo 'Desaparecer la Costa Verde'. La primera es de una reflexiva vecina que comienza diciendo que "nadie con dos dedos de frente puede avalar las obras en Barranco", pero luego parece creerles a los ismos que las hicieron, las avalaron y, ahora, las convalidan.

Yo no. Sí estoy de acuerdo con ella en que entre San Isidro y San Miguel el paisaje se rediseñe, y es absolutamente obvio reubicar el eje de la vía para ello. Lo objetable es que el nuevo plan, hecho para los mismos, presenta una visión cuyo primer objetivo es vender lotes y no defender y ampliar playas, y se omite los espigones indispensables y se santifica los esperpentos hechos. Todo se queda igual al sur, urbanicemos hacia el norte, prioricemos el negocio. Quizá mi amable lectora sea más optimista que yo.

La segunda carta es del regidor García Campos quien, hace cinco años, preside la Comisión de Desarrollo Urbano, y cuya decepción con mis ideas entiendo y me tranquiliza, pues desarrollo urbano no hay en esta ciudad sin planes ni prioridades, donde las invasiones cada noche deciden nuestro futuro, donde el centro está vacío y despoblado y se dejó que en la Costa Verde se hiciera lo que se hizo. Armando siempre cree que todo está bien, que no hay que hacer olas y que es mejor no molestar a los amigos de Lucho.

Él sostiene que cuando fui regidor esto se discutió. Si como él dice "tiene más de un año" esta nueva visión, entonces ¿por qué se aprobaron, hace menos de un año, las adefesieras y penosas obras de Barranco contra las que estuvimos muchos, incluyendo instituciones, y contra las cuales Perú.21 publicó -semanas seguidas- informes junto con toda la prensa seria? Falso entonces. ¿Por qué no se debatió en su comisión y en el Pleno, donde yo sí presenté reclamos sucesivos y pronunciamientos respaldados con varias firmas de su bancada (Galarreta, Aguirre, Gordillo y otros) y que fueron ignorados sistemáticamente? ¿Por qué no se publicó esta visión antes de volverla ahora norma legal sorpresiva al cabo de una sesión secreta en la que no se dejó entrar a la prensa? ¿Y por qué no se convocó a la sociedad civil a discutirlo, como es elemental?

¿Por qué será, además, que el Colegio de Abogados dice que esta ordenanza es ilegal? Alega, también, que exagero y pregunta "en qué parte de la ordenanza dice que no se respetarán los 50 metros. que se lotizará. que dejará de ser verde.". Que me lea bien. Yo no los acuso de cojudos, de lo que no tienen un pelo, sino de cojudeadores. Por cierto que no lo dicen. La ordenanza es la típica perorata formal a lo Pilatos, pero aprueba explícitamente la nueva visión y la publica como anexo en El Peruano. Y allí se dice que se desarrollará ".respetando los derechos existentes", "en los terrenos que se generarán entre la nueva vía al borde del mar y el acantilado se podrá edificar y se destinará (sic) a usos compatibles con las zonas turísticas ZT-1 y ZT-2". Al hacerlo suprimen la zona paisajística, que era más del 80% del suelo, y si lo que se dice se cumple, todo el suelo pasa a ser edificable. Dejará de ser verde. No lo dicen, claro. Es cojudeo, no cojudez.

Por ética profesional, me inhibo de opinar sobre los profesionales autores, que sabemos que colaboraron con otros que sí fueron gestores del Malecón de Guayaquil, pero está claro que en el vecino país, que nos daría el ejemplo por clara decisión municipal, los principios del proyecto fueron radicalmente otros. Privilegiar el uso público y abierto a todos, y no este guetto de cinco tenedores. Sabemos que esos profesionales también aconsejaron el proceso de densificación desmedida que desfigura Miraflores y que los electores desautorizaron.

Lo dejo ahí. Prefiero dejar dimes y diretes: yo ya no soy regidor aunque siempre fui un arquitecto independiente y opinante, más que negociante, como ahora está de moda, y no me corresponde ahora hacer un seguimiento menudo y político que debe ser discutido por los actuales regidores, a quienes nada les explican.

Y ojalá también por los candidatos a la alcaldía y por la clase política (que debe de ir a playas más al sur), así como por colegios profesionales, legisladores, etc. Pero es triste comprobar que, mientras se ausculta cada gasto, gesto y comentario de nuestra política, Lima es un coto de caza y se decide y gasta sin que los ciudadanos opinen ni cuenten. Mientras nos bañamos en aguas fecales, el transporte es un caos, el tránsito mata ciclistas y peatones a diario, el plan es que no haya plan y todavía nos cuentan cuentos.

Tenemos caudillos y no líderes. Ojalá que cambiasen. Ojalá que Castañeda, que fue un renovador de lo municipal, con el peaje, antes de volverse emperador de esta ínsula, entendiese que su triunfo con 47% fue pobre comparado con su aceptación y que ello se debió a soberbias y a autoritarismos como estos, a no aclarar, a no informar, a no proponer. Fue vencer sin convencer, como dijo Unamuno. Lima necesita un alcalde y un presidente de región metropolitana. Lo que él podría ser, si le diera la gana, en vez de un gasfitero urbano y un contable de obras.

Via Peru21

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