miércoles, 17 de enero de 2007




La Costa Verde se fue de plan
Estas obras que se quieren terminar corriendo, además de ser un desastre estético y ambiental, son un desastre ético y ciudadano. Y agreden a los bañistas, pese a haberse dado la palabra de que se van a parar (todos se lo oímos al alcalde Castañeda, así como a Del Pomar). Cuentos.
Las obras son también ilegales por hacerse en verano, contraviniendo ordenanzas metropolitanas y una penosa parodia de la fe pública. Y violan la misma ley y el mismo plan de la Costa Verde, cuyo amparo invocan. Cojudeos.
Trataré de ser objetivo más allá de la indignación legítima que comparto con muchos que apoyan y suman a lo que aquí se publicó a doble página en octubre y, nuevamente, en enero, moviendo a prensa, líderes de opinión y políticos.
En el Plan Maestro de la Costa Verde al establecer la Imagen-Objetivo se dice que todo desarrollo (cito textual) " .debe estar integrado al área urbana metropolitana y brindar a su población facilidades.", ". debe haber estrictos criterios de respeto al orden ecológico. óptimas condiciones de salubridad.". Y al precisar los Objetivos Generales establece mantenimiento del uso irrestricto de sus playas "para fines de recreación pública y masiva", " recuperación y preservación de su paisaje natural y medio ecológico, revirtiendo los procesos de contaminación de su mar, playas y acantilados".
Aquí hacen todo lo contrario. Desintegran el litoral, no se dirigen a la población sino que le quitan lo que tenía, atentan contra la ecología, generan restricciones graves de uso, niegan la recreación pública y masiva, y agudizan la contaminación. Todo al revés.
Además, si contrastamos los proyectos en obras con los planos que explican el llamado plan, las contradicciones son obvias. En el plan, tanto en planos de planta general como de secciones transversales, la costa se organiza a partir de acantilados.
Y esto es así porque solamente con ellos es que se puede ganar las áreas de playas abiertas que son obligatorias, ya que el plan y la ley hablan de ".la franja intangible de 50 metros de uso público irrestricto, de acuerdo con el artículo 21 del reglamento de ley No 26306" .
Es elemental entender que, ya que hay menos espacio que esos 50 metros mínimos de ley, toda obra solamente podrá hacerse a partir del acondicionamiento territorial de los espigones.
Solamente habrá 50 metros si hay espigones y, por lo tanto, solamente se puede concesionar después de que haya espigones. Resulta írrito concesionar sin esta obligación, como se ha hecho.
Además, los espigones no se hacen de uno en uno porque no sirven para nada. El manejo de las fuerzas del mar requiere de seriedad y no de temeridad e irresponsabilidad, pues todo cambio genera desplazamientos y puede socavar otras áreas, por lo cual lo que hay que hacer es un acondicionamiento territorial del conjunto. Nada de esto está ni se prevé, sino que se ha hecho este remate apurado que pondrá en riesgo de inundación recintos y usuarios. ¿Defensa Civil ha opinado?
Peor aun, se ha dado certificados de compatibilidad a pesar del flagrante incumplimiento. Y es así que, pese a que en el proyecto del restaurante de cinco tenedores-discoteca-centro de recepciones, el informe técnico de la Autoridad Autónoma constata que el proyecto no presenta malecón debiendo hacerlo, y que para hacerlo sería necesario ganar terrenos al mar, además de que tampoco cumple con la sección vial; el citado informe solamente recomienda que el espigón forme parte, llegando a decir que "se trata de la estructura que le permitirá ganar terreno al mar.".
Cómo así lo indispensable solamente es materia de recomendación. Cómo se valida lo que contraviene expresamente la norma que generaría derecho.
Creí, y así me fue dicho, que la autoridad había sido sorprendida, pero no se hace nada pese a estos abusos.
En este desastre, todos somos ciudadanos sin ciudadanía, pues hacen con nuestra ciudad en su litoral lo que les da la gana, contra la ley, la inteligencia, la información y la seriedad más elementales. Debe detenerse la obra y reformularse todo el proceso.
La Autoridad Autónoma de la Costa Verde y el alcalde de Lima, ante el clamor ciudadano, tienen su última oportunidad hoy mismo.

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